En esta época del año nos solemos dividir en dos actitudes, los que disfrutan de la navidad y los cargantes que nos empeñamos en mantener la pose antinavideña. Antes, la navidad se disfrutaba por imposición casi legal, el star system eclesiástico de la época, con su caudillo bajo palio, imponían el fervor religioso entre nuestros mayores. Nadie criticaba en voz alta las luces estridentes, los insistentes villancicos o las impuestas reuniones familiares que tantos malos humores generan. Supongo que por este motivo cuando esa época pasó, algunos asociaron la navidad a actitudes caducas y dejaron de apreciar lo bueno que tiene la navidad. Todos recordamos a los que nos dejaron y especialmente estos días sentimos que los echamos de menos con más intensidad, pero si tenemos gente a nuestro alrededor les debemos nuestra mejor sonrisa y nuestra actitud más amable para que pasado el tiempo nos recuerden y añoren como nosotros lo hacemos a los que ya no están. Ya sé, la Navidad se centra casi más en el consumo desaforado que en los buenos sentimientos, pero si me permitís un consejo, si alguna vez os sentís agobiados por la navidad y teneis un niño cerca, fijaros en su mirada, pocas cosas hay que alegren tanto la vida como la cara de un niño descubriendo la magia que aun le queda a la Navidad, esa magia que ni siquiera los raros como yo pueden evitar sentir.

Prometo ponerme mi mejor cara para ir a cenar esta noche a casa de mis suegros, incluso estoy por llevarme la zambomba y marcarme unos villancicos: ande, ande, ande ....

Feliz Navidad !!!!! ( Joer, ¿¿¿por qué no???)